23. El sentimiento de carencia

(experiencia personal)

Por muchos años pensé, que
algo raro me pasaba a mí, y a algunas personas que
acudían al Centro de apoyo: Ceadin

Creía que lo que sentía, podría tratarse de una cuestión genética,
algún acontecimiento trágico en
mi infancia, o un mal aprendizaje a lo largo de mi vida.

Sin embargo, las personas que acudían a mí, para pedirme algún consejo o alguna ayuda, presentaban ese mismo sentimiento, que era muy comprensible, por los acontecimientos vividos durante su vida, pero sobretodo en su niñez.

Desde que yo me acuerdo, en la etapa de mi infancia hubo –ahora lo puedo poner en palabras- muchas carencias y muchas necesidades por cubrir; desde luego la primera, fue la falta de mi padre y la segunda, fue la casi total ausencia de mi madre por tener que dejar el hogar para ir a trabajar.

Crecí con muchos miedos, pero sobre todo la falta de seguridad ante la vida, con necesidades  -de pertenencia, de protección, de cariño, de autoestima, de valor, de educación, de fe, de atención, de cuidados-, etc..

Creí que esta situación era una condición solo mía, pero al ver a la gente acudir hacía mí, solicitando ayuda, comprensión, cariño, aceptación, seguridad, consejo, atención, abrazo, desahogo, compañía, no juicio; en fin todo lo que un ser humano debió recibir en su infancia, me hacía pensar que no sólo yo tenía esa sensación de carencia.

Y esa sensación de
carencia, estaba justificada en cada caso.

-No cabe duda, que el tiempo que se nos
da para vivir, es una experiencia llena de acontecimientos,
que nos ayudan para tomar conciencia y aprender-

Y después de toda mi vida, me doy cuenta que ese sentimiento está presente en todos y cada uno de nosotros.

Pero.. ¿Cómo?,  si todos parecen tan normales.. tan plenos.
Si.. esto parece desde el mundo de la percepción.!

Claro lo más fácil es no hacerle caso a ese sentimiento, y sentarse a ver televisión, salir de compras, ir al cine o al teatro, o a comer en un buen lugar,  etc…

Y no es que eso sea malo, lo malo es que persiste, debajo de todo eso, el sentimiento de carencia- que no lo podemos llenar con nada de lo que está fuera de nosotros.

Por el hecho de ser humanos, -por ésa condición- nos hace ser herederos de una insatisfacción inherente a la vida, que nunca desaparece.

¿Cuál sería el remedio a toda esta insatisfacción.?

Esa insatisfacción, se puede suprimir o ignorar por un tiempo,
nos podemos distraer de ella durante horas, pero siempre regresa;
y a menudo, cuando menos la esperamos.

De pronto nos hacemos concientes de que no hay posibilidad de evitarla, y así nos damos cuenta de nuestra situación de necesidad real en la vida, donde simplemente la vamos pasando.

Queremos mantener un aspecto externo aceptable, y aparentemente estamos bien, sin embargo, ocultamos los momentos de desesperación, aquellos momentos donde nada nos satisface.

A veces somos un desastre y lo sabemos, pero lo escondemos de manera magistral ante los ojos de los demás.

Pero a pesar de ello, muy dentro de nosotros mismos intuimos que debe haber una mejor manera de vivir, un modo más adecuado para ver al mundo, alguna forma para integrarse más plenamente a la vida.

Lo intuimos sólo de vez en cuando, nunca cuando obtenemos un trabajo, cuando nos enamoramos o cuando triunfamos en un juego.

En esas ocasiones las cosas son diferentes, por un momento, la vida alcanza un cierto cariz de riqueza y claridad, que hace desaparecer los tiempos malos y la desesperanza.

Toda la textura de la experiencia cambia y nos decimos a nosotros mismos, que entonces sí somos felices. Pero hay toda una esfera de profundidad y sensibilidad en esta vida que no vemos, estamos desconectados de ella, no somos concientes, estamos dormidos.

¿Qué es entonces lo que pasa.?
¿Somos una especie de fenómeno anormal.?
No, simplemente somos
seres humanos a los que nos aqueja un mismo mal.

Un monstruo, -el ego- habita en el interior de cada uno de
nosotros, y no nos deja vivir en paz.!

ego1Y  nos ha enseñado a responder peculiarmente haciendo juicios, y nos hemos acostumbrado a categorizar experiencias; siempre intentamos fijar cada percepción y cada cambio mental dentro de un esquema:

« lo que es bueno, lo que es malo y lo que es neutro »

-Al ego- lo podemos negar, reprimir, levantar toda una cultura a nuestro alrededor -incluso poner en riesgo al mismo cuerpo-, pretender que no existe, y olvidarlo elaborando proyectos, objetivos y tratando de alcanzarlos.

« Sin embargo, nunca desaparece »

De hecho, es una corriente subterránea constante, que acompaña cada pensamiento y cada percepción, una discreta pero persistente voz interna, -viene de dentro de nosotros- que no deja de decirnos:

Esto no es suficiente..!  no es lo suficientemente bueno..!  debo tener más…debo hacer más..!  debo ser mejor que ..!

Por ese sentimiento de carencia y por tratar de llenarlo, es nuestra carrera  en la vida, en el hogar, en el tránsito, en el trabajo, en la escuela,
en el banco… en el cine… en las vacaciones..
comprar… comprar… comprar..!
tener más… tener… tener..!
jugar… jugar… jugar..!
ahorrar… ahorrar… ahorrar..!
ejercitarse… ejercitarse… ejercitarse..!
hacer dieta… dieta… dieta..!
acumular…acumular…acumular..!

Creí que solo era yo, y hoy me doy cuenta que por mas que tengamos, nunca se llena ese vacío en  el ser humano, porque aún no ha despertado y no se acuerda quien es.!

-Vamos a una fiesta y escuchamos la risa de una voz alegre en la superficie, pero llena de miedo en su interior, haciendo juicios acerca de los demás, solo tomando en cuenta su percepción.

-Acudimos a un juego de fútbol y observamos la ira y la euforia de los aficionados, la frustración sin control de aquéllos que perdieron, las pullas, los silbidos, y las manifestaciones incontroladas del ego, de aquéllos que ganaron.

Todo esto proviene de la condición misma de nuestra mente, no es más que la consecuencia de una serie de profundos, sutiles y muy arraigados hábitos mentales.

Y no es que hay que ser aburridos, no.
Simplemente analizar nuestros pensamientos, nuestras actitudes, nuestros condicionamientos, sin juzgarlos solamente observarlos y meditar.

Meditar.. tomar conciencia.. despertar…

Nadie aprende, a menos que
quiera aprender y crea que de alguna manera lo  necesita.
Si bien, en la creación de Dios no hay
carencia, en lo que nosotros hemos fabricado, es muy evidente.

La idea de carencia, implica que crees que estarías mejor, en un estado, que de alguna manera fuese diferente de aquel en el que ahora te encuentras.

Las necesidades surgen, debido únicamente a que tú te privas a ti mismo. Es decir, actúas de acuerdo con el orden particular de necesidades que tú mismo estableces y eso depende de la percepción que tienes de lo que crees que eres.

La única carencia que realmente
necesitas corregir, es tu sensación de estar separado de Dios.
Date cuenta, medita, Dios ya te dio todo, no necesitas nada más..!

Y esa sensación de separación y carencia,
jamás habría surgido, si no hubieses distorsionado tu percepción,
y proyectado esa percepción fuera de ti.

 

Todo lo que percibes fuera de ti,
viene de dentro de Tí.

Artista-Vladimir Kush
Artista-Enrique Campuzano
Artista-Alex Alemany

4 pensamientos en “23. El sentimiento de carencia

  1. Brillante y hermoso cierre, y la lectura una delicia, gracias por esa claridad. Efectivamente el exterior no es sino reflejo de una condición interior.
    Bellísimo verdad.
    ¡celebremos!

  2. Hola Paty:
    Muy interesate tu escrito. Recibe felicitaciones. Saludos a todos y que estén muy bien. Bye. Tu hermana Chayo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *