Ayúdeme doctor…— Neurosis y trastornos del carácter —
El punto a que pueden llegar psicológicamente algunas personas,
para no asumir la responsabilidad de problemas personales resulta, además de triste, a veces incluso ridículo.CASO: Sargento
En una ocasión me enviaron a un sargento del ejército destinado en Okinawa, que se hallaba en serias dificultades por entregarse excesivamente a la bebida, para que lo evaluase psiquiátricamente y si era posible, para que lo ayudara.
El hombre negó que fuera alcohólico y que el alcohol fuese un problema personal.
—En Okinawa, por las noches, no hay nada que hacer, salvo beber —me explicó.
—¿No le gusta leer? —le pregunté.
—Oh, sí, claro, me gusta leer.
—Entonces, ¿por qué no lee por las noches en lugar de beber?
—En los cuarteles hay demasiado ruido para leer.—¿Por qué no va a la biblioteca?
—Está muy lejos.
—¿Más lejos que el bar que usted frecuenta?
—Bueno, la verdad es que no soy buen lector. No me interesa mucho la lectura.—¿Le gusta la pesca? —le pregunté entonces.
—Sí, me encanta pescar.
—¿Por qué no va a pescar en lugar de beber?
—Porque tengo trabajo durante todo el día.
—¿No puede usted pescar por la noche?
—No, en Okinawa no se pesca de noche.—Pues conozco varias organizaciones —le dije— que pescan aquí por la noche. ¿Quiere que lo ponga en contacto con ellas?
—La verdad es que no me gusta pescar.—Por lo que usted dice —aclaré—, en Okinawa hay otras cosas para hacer, aparte de beber, pero lo que más le gusta hacer a usted en Okinawa es beber.
—Sí, supongo que es así.—A causa de la bebida está usted teniendo dificultades,
de modo que se encuentra ante un problema real, ¿no es así?
—Esta maldita isla haría beber a cualquiera..!Durante un rato continué tratando de convencer al sargento, pero éste no estaba
en modo alguno interesado por ver su inclinación a beber como un problema personal, que podría resolver con ayuda o sin ella, de modo que lamentándolo mucho, comuniqué a su superior que no era posible prestar ayuda a aquel hombre, que continuó bebiendo, y que terminó por ser apartado del servicio.—/—
CASO: Mujer sin auto
Una esposa joven, que residía también en Okinawa, se cortó la muñeca con una hoja de afeitar, e inmediatamente fue conducida a la sala de urgencias, donde la vi.
Le pregunté por qué lo había hecho.
—Para matarme.
—¿Por qué quería matarse?
—Porque no soporto vivir en esta maldita isla. —Tiene usted que hacerme volver a Estados Unidos. —Me mataré si permanezco aquí más tiempo.—¿Por qué es tan doloroso vivir en Okinawa? —le pregunté.
La mujer rompió a llorar y en medio de los sollozos, dijo:
—Aquí no tengo amigos, estoy siempre sola.
—Eso es malo. ¿Por qué no ha hecho amistades?
—Tengo que vivir en una urbanización de Okinawa donde ninguno de mis vecinos habla inglés.—¿Por qué no va a la zona residencial norteamericana o al club de mujeres para entablar alguna relación?
—Porque mi marido se lleva el coche para ir al trabajo.
—¿Y no podría llevarlo usted misma al trabajo, puesto que está sola durante todo el día y se aburre? —pregunté.
—Es un coche con el cambio de marcha manual, y no sé conducirlo; sólo sé conducir los que tienen caja automática.
—Podría aprender a conducirlo. —le dije.
—La mujer se me quedó mirando.
—¿En estas carreteras..? Usted debe de estar loco..!
Artista-Zdzislaw-Beksinski
Artista-sally_swatland