30 cosas que se hacen por culpa de la depresión


Reconoces algo así….?

La mayoría de las personas piensan que estar –DEPRIMIDO- equivale a estar -MUY TRISTE- y, a menos que hayas experimentado laDEPRESIÓN- en tus propias carnes, puede que no sepas que es mucho más que eso.

La depresión se manifiesta de muchas
maneras diferentes, algunas más evidentes que otras.

Mientras que habrá a quienes les
cueste mucho salir de la cama, otros rendirán lo justo
en el trabajo; cada persona es diferente.

Para descubrir de qué formas (que la gente no suele entender) se manifiesta la depresión, hemos hablado con personas que padecen depresión sobre las cosas que hacen a causa de su enfermedad y de las que los demás no se dan cuenta.

¿Qué es algo que la gente no se da cuenta
de que estás haciendo -ESO- porque vives con depresión?

1. «En las situaciones de interacción social, hay personas que no se dan cuenta de que me aparto o no hablo mucho por la depresión. En vez de eso, muchos piensan que soy una maleducada o que estoy siendo antisocial a propósito». — Laura B.

2. «Me cuesta mucho salir de la cama, a veces, horas. Después, el mero pensamiento de meterme a la ducha se me antoja agotador. Y si al final consigo hacer ambas cosas, ya estoy lista para echarme a dormir. La gente no lo entiende, pero tener ansiedad y depresión es agotador, es como una pelea física contra un boxeador profesional». — Julia J.

3. «Me apunto a un plan y me rajo a última hora. Pongo excusas porque entro en pánico. A veces piensas que tus amigos no tienen ganas de verte de verdad, que simplemente se sienten mal por ti. Que lo hacen por obligación». —Clara L.

4. «Me escondo detrás del teléfono. Sí, tengo una adicción, pero no como otras personas. No socializo, juego a juegos o miro tiendas por internet para distraerme de los pensamientos negativos. Es mi burbuja de seguridad». — Evelia L.

5. «Me voy a la cama a las nueve de la noche y duermo del tirón hasta las diez o las once de la mañana». — Karla D.

6. «Me aíslo, no lo doy todo en el trabajo por la constante falta de interés en todo, hago chistes despreciándome. Lo he dicho muchas veces: ‘Me río por no llorar’. Por desgracia, es literal».
— Raúl A.

7. «Cuando le digo a alguien que estoy deprimida es porque quiero que alguien me diga que no estoy sola, no es que quiera llamar la atención». — Tatiana B.

8. «No me gusta hablar por teléfono. Prefiero mandar un mensaje. Supone mucha menos presión. También soy antisocial. No porque no me guste estar rodeada de otras personas, sino porque estoy segura de que no me aguantan».— María B.

9. «Intento compensar en el trabajo y me paso… Trabajo de cara al público en un gimnasio y siento la necesidad de mostrar una personalidad súper alegre. En cuanto salgo por la puerta al terminar la jornada, noto cómo me derrumbo. Es agotador… soy un profesional a la hora de ocultarlo». — Luis H.

10. «Bebo en exceso. La mayoría de las personas asumen que intento ser ‘el alma de la fiesta’ o que me gusta beber en general. Suelo recibir elogios por ello, pero mis problemas son algo mucho más profundo que eso». — Miguel O.

11. «Me escondo en mi habitación durante horas mientras veo Netflix para distraerme o, en situaciones de interacción social, voy muchas veces al baño o salgo de la habitación porque las situaciones sociales me superan». — Rosa F.

12. «Digo que estoy cansada o que no me encuentro bien… la gente no se da cuenta de lo que puede llegar a afectar la depresión física y emocionalmente». — Gloria G.

13. «Respondo despacio. Noto que el cerebro me funciona más despacio y no puedo pensar en las respuestas a las preguntas tan rápido. Especialmente cuando alguien me pregunta qué es lo que me apetece hacer; realmente no me apetece nada. Me aíslo para no verme en una situación en la que tenga que responder, porque me resulta agotador». — Erik W.

14. «A veces, se me olvida que tengo que comer. Oigo como me ruge el estómago pero no tengo la fuerza de voluntad para levantarme y prepararme algo de comer». — Oscar I.

15. «No hablo mucho en grupos grandes, especialmente si no conozco a la gente. Me aparto porque tengo depresión y ansiedad. Los demás piensan que soy una estirada. Pero en realidad lo que me pasa es que me da miedo no caer bien o que la gente se piense que estoy loca nada más mirarme…». — Tere G.

16. «No mantengo el contacto con nadie, descuido la higiene personal y reacciono de manera desproporcionada ante cosas aparentemente triviales».— Julio B.

17. «Me enfado, soy desagradable o maleducada con gente a la que quiero sin darme cuenta. Me doy cuenta de lo que he dicho y hecho y después me siento fatal por haber pagado mi mal humor con personas que no se lo merecen». — Cristina C.

18. «Trabajo a propósito durante las vacaciones para evitar pasar tiempo con la familia. Me supera estar con ellos y hablar de la vida y del futuro, así que lo evito». — Alberto G.

19. «Sonrío constantemente, incluso cuando no tengo ganas; lo hago porque siento que no tengo derecho a estar triste cuando estoy con más gente. También hago lo que haga falta para contentar a los demás porque, como yo no estoy contenta casi nunca, me hace sentir un poco mejor ver a alguien feliz. También me aíslo aunque a veces me apetezca estar con alguien más».
— Martha E.

20. «Hago voluntariados de todo tipo: desde cuidar niños a limpiar la casa de alguien. Me rodeo de situaciones que me obliguen a salir de la cama y a salir de casa porque pienso que si no se me necesita, no seré bien recibida».— Lolita P.

21. «Le doy demasiadas vueltas a las cosas y planeo demasiado todo. Siento la necesidad de que todo sea perfecto y de que todo el mundo esté contento, aunque me cueste toda mi energía. Como si la aprobación de alguien externo mejorara las cosas. A veces empiezo con mucha energía y luego me estrello y ni siquiera disfruto de lo que llevaba semanas o meses planeando. Y durante los meses siguientes no veo a nadie porque me recluyo en mi burbuja de seguridad». — Vicki G.

22. «Salir de mi cama es una tarea difícil, no puedo desenmarañar las sabanas, me quedo en cama pensando que nadie se dará cuenta de mi ausencia».— Cynthia H.

23. «La gente no se da cuenta de que pido perdón incluso antes de pensar en expresar una opinión porque me siento inferior. Pido disculpas por sentirme de cualquier manera ante cualquier situación porque siento que importo muy poco. Pero la gente no sabe que me sale pedir perdón incluso por respirar el mismo aire que ellos. Incluso pido perdón antes de preguntar dónde está el baño, aunque lleve mucho tiempo aguantándome las ganas. Siento que soy una carga por unas necesidades biológicas sobre las que no tengo ningún control». — Alma Y.

24. «Mi casa es un completo desastre. Descuido tareas básicas como lavar, cocinar o comer. Y la gente suele pensar que lo hago porque soy una vaga». — Rebecca R.

25. «A veces paso días sin hablar con nadie. Los demás tienden a pensar que les estoy ignorando a propósito cuando lo que me pasa realmente es que me siento perdida. No quiero tener la sensación de que estoy presionando a la gente. Algunos días son duros porque me consumen los pensamientos y no encuentro la motivación para hacer cosas sencillas que otras personas hacen de manera rutinaria». — Alejandra A.

26. «La gente no se da cuenta de que no soy capaz de decir que no sin sentirme culpable. Tengo que tener motivos de peso para justificar todo lo que hago. Supongo que es habitual intentar convencer a alguien para que cambie de opinión, pero la gente no tiene ni idea de todo lo que me cuesta decir que no en primer lugar. Me siento tan inferior que me siento culpable por siquiera pensar en dar prioridad a mis necesidades o a lo que quiero. Después me siento como un bobo cuando cedo a la presión, es un ciclo sin fin». — Alonso G.

27. «Me alejo de las personas que me importan porque no podría soportar que me hicieran daño. Todo el mundo piensa que lo hago porque soy cruel y antisocial». — Roberto T.

28. «Salgo a pasear sola por la noche. La depresión no me deja dormir y los pensamientos llegan a ser tan agobiantes que me siento físicamente saturada por dentro. Los largos paseos nocturnos me ayudan a acallar los gritos que resuenan en mi cabeza». — Liliana L.

29. «Muchas veces se me acusa de no tener sentido del humor. Pero se equivocan. Antes de caer en esta depresión, sonreía y me reía como una más. Ahora, después de llevar 15 años con depresión, cuando una situación o un chiste me parecen divertidos, no se me nota en la cara ni en la risa. Tengo sentido del humor, pero me supone demasiado esfuerzo expresarlo. No tengo la energía suficiente».— Magali R.

30. «Estoy más cómoda si mi casa está a oscuras. La gente siempre me dice: ‘No me extraña que estés tan deprimida. Tienes que dejar que entre luz’. La oscuridad me hace sentir cómoda, como si no estuviera sola. En los días buenos, me encanta el sol». — Marcela T.

 

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