157. Abrazaré mis demonios…

Todos tenemos un pasado y llevamos sobre
nuestros hombros su carga.

Aprendemos a vivir con el, lidiamos con el
y tratamos de guardarlo en lo más profundo del baúl de recuerdos.

Nos convertimos en personajes para luchar contra ellos, para mostrarnos ante la sociedad como esa persona «normal»; cuando el significado de normal es tan relativo. Nos auto castigamos, y nos vamos destruyendo lentamente al ser tan críticos con nosotros mismos, pasando por alto que nunca debemos arrepentirnos de lo vivido; haciendo la salvedad de que hablo de las acciones y consecuencias de nuestras decisiones.

Cada acción tiene su consecuencia, eso lo sabemos desde que recibimos nuestros primeros regaños, sin embargo no nos laceramos en ciertas etapas. Lo tomamos como un error o mal comportamiento, y seguimos felices por la vida.

Ya en nuestra etapa joven/adulta podemos llegar a convertirnos hasta en nuestro propio enemigo. Ya no lo vemos como errores, ahora todo lo vemos como pecado; eso que te llevará a quemarte en las llamas del infierno si no cambias y te arrepientes.

— He aquí la carga de tus demonios —

Pero acaso no son estos demonios los que te han ayudado a madurar, a crecer y desarrollarte como ser humano? A caso no son estos demonios los que te han llevado a ver la vida con un significado real? Por qué querer olvidar lo que ha marcado tu vida para bien? Por qué no aceptar con valentía las acciones que han transformado tu esencia? Si no abrazamos nuestros demonios, la palabra felicidad no florecerá ante tus ojos.

Vamos por la vida haciendo de otros nuestro espejismo. Cuando lanzamos grandes críticas al prójimo, es el mero reflejo de aquello que aún no has hecho tuyo; te hace daño porque no lo has aceptado (aquí no se trata de superar traumas, sino de entenderlos y hacerlos parte de tu diario vivir de forma constructiva). Nos llenamos la boca de veneno y lo expulsamos sin pena y sin gloria, convirtiéndonos en seres frustrados e inferiores. No creamos que por lanzar epítetos vulgares y sin fundamento lógico, hacemos de nuestra existencia una digna de admirar. Todo lo contrario, alimentamos un falso ego…alimentamos un pasado que ya no debemos vivir, sino tan sólo aprender de él.

Cómo pretender ser felices? Cómo esperar recibir amor incondicional, si ni tan siquiera somos capaces de amarnos tal cual somos? Nos miramos al espejo y vemos un ser abominable, en ocasiones no se trata ni de belleza física, pero nuestra propia crítica nos convierte en personas horrendas ante nuestros ojos.

Y somos capaces de preguntarnos porqué no logramos amar y como es posible que no vean que puedes dar lo mejor. Siempre has tenido la respuesta, pero te agobias con lo que ya viviste y no te preocupas por lo que deseas vivir.

Da gracias por lo que fuiste, te formó en lo que eres hoy, y acepta lo que eres hoy porque así construirás lo que serás mañana. Olvida si en algún momento te aferraste al alcohol para anestesiarte, si fumabas para aliviar tu estrés, si estuviste con una persona casada, si abortaste por la razón que fuera, si fuiste infiel, si tuviste hijos sin desearlos y te costó cuidar de ellos, si deseaste el mal, si te drogabas para olvidar o simplemente gozar… en fin, independientemente lo que hayas vivido, hoy eres otra persona llena de experiencias fascinantes. Si no tuviéramos una historia que contar, no tendríamos conversaciones ricas; tendrías una vida falta de virtudes.

Tan solo basta con abrazar tus demonios
para volver a nacer… te sentirás vivo porque has sobrellevado cada situación o caso fortuito, y es motivo suficiente para alagarte.

Nunca temas abrir tu corazón… sólo así sanarás tu alma.!

No obvies el hablar con quien te rodea, sabrás escoger bien a quién le cuentes lo que te corroe. Y nunca olvides que así como tú cargas con los tuyos, los demás cargarán los suyos; y cuando estés abierto a amar y ser amado, tendrás que luchar contra los demonios de tu contraparte. Que no te ciegue el rencor, que tu falso ego no se apodere de ti. Busca confiar en la maravillosa persona que eres, y a ti llegará la felicidad.

Abracé mis demonios y cada uno de sus personalidades, los hice parte de mi vida y de cada uno tomé una virtud.

No lucharán entre sí porque al fin tengo el control, los acepté como parte de mi esencia; esa que me hace única ante los demás. Hoy me dan fortaleza, sabiduría, realidad, pero sobretodo experiencias. Hoy soy dueña de mi vida, ellos se han dado por vencidos y vivimos en armonía.

Vivimos el día a día, vivimos el hoy, sin arrepentirnos de nuestro pasado y enfocándonos en el presente. La clave de la felicidad eres tú ámate, valórate y siente orgullo por tu pasado.

En lugar de huir de tus demonios,
habla con ellos, a veces te entienden mas.!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *