148.- Un secretario privado contra la Ira y algo mas

Supongamos por un momento,
que empleo un secretario privado para que
me avise y evite que
surja -la ira- diciéndome: Oh…oh…!

Mire, va a aparecer la ira..

Inmediatamente mi buen secretario dirá:
Mire, la ira ha comenzado..!

Nota:
Se puede practicar con, la ira, la rabia, el conflicto, los celos,
la envidia y otros sentimientos de enojo.

Todos buscamos la paz y la armonía, porque carecemos de ellas. De vez en cuando todos experimentamos agitación, irritación, falta de armonía, sufrimiento; y cuando padecemos la agitación, no guardamos esta miseria limitada en nosotros, sino que continuamente -la distribuimos a los demás-.

Una persona desdichada impregna el ambiente que le rodea de agitación, y quienes estén cerca de ella también se alteran, se irritan. Ciertamente, ésta no es la manera adecuada de vivir.

Tenemos que vivir en paz con nosotros mismos y en paz con los demás porque, en definitiva, los seres humanos somos seres sociales que vivimos dentro de una sociedad interrelacionada.

Pero, como vivir en la paz y armonía internas,
y mantenerlas para que los demás puedan
también vivir en paz y armonía?

Para poder librarnos de nuestra agitación,
tenemos que conocer la razón básica de la misma,
la causa del sufrimiento.

Al investigar este problema, nos damos cuenta que nos sentimos agitados en cuanto generamos negatividades o contaminaciones en la mente. La negatividad, la contaminación o la impureza mental, no pueden coexistir con la paz y la armonía.

Pero.. cómo empezamos a generar negatividades?

También ahora nos damos cuenta, al investigar, de qué nos sentimos desdichados cuando estamos con alguien que se comporta de una manera que no nos gusta o cuando sucede algo que nos desagrada.

Cuando ocurre algo que no deseamos, surge tensión en nuestro interior y también surge cuando no ocurre o existen obstáculos para que se cumpla algo que deseamos, y con todo ello -empezamos a atar nudos en nuestro interior-.

Y como durante toda la vida van a suceder cosas que no queremos y las queridas puede que sucedan o puede que no sucedan, no cesamos en este proceso de reacción de atar nudos -nudos gordianos- que hacen que toda la estructura física y mental esté en tensión, llena de negatividades, convirtiendo nuestra vida en continua desdicha.

Una manera de resolver este problema sería arreglárnoslas para que en nuestra vida no ocurra nada no deseado, para que todo sea tal como deseamos, y para lograrlo deberíamos desarrollar en nosotros mismos el poder -o bien conseguir que venga en nuestra ayuda alguien que lo tenga, para que las cosas no deseadas no sucedan y solo sucedan las cosas deseadas-. (Ese sería nuestro secretario particular para avisarnos que se va a presentar una negatividad).

Pero eso es imposible.
No existe nadie en el mundo que pueda satisfacer todos sus deseos, en cuya vida todo transcurra como quieres, sin que pase algo no deseado.

Constantemente ocurren cosas que van en contra de nuestros deseos y querencias, de ahí la pregunta oportuna:

1.- Cómo podemos dejar de reaccionar ciegamente cuando debamos enfrentarnos a situaciones que no nos gustan?
2.- Cómo podemos dejar de generar tensión y permanecer llenos de paz y de armonía?

Tanto en la India como en otros países hubo personas santas y sabias que estudiaron este problema -el problema del sufrimiento humano-, y encontraron una solución:

Cuando ocurre algo no deseado y empezamos a reaccionar con ira, miedo o cualquier negatividad, hay que dirigir lo antes posible la atención a cualquier otra cosa, por ejemplo:

a) Te levantas, coges un vaso de agua y empiezas a beber; de esta manera la ira no solo no se multiplicará sino que empezara a disminuir.

b) O empiezas a contar: uno, dos, tres, cuatro…

c) O repites una palabra, o una frase, o un mantra, o quizá el nombre de una persona santa hacia la que sientas devoción.

Así desviamos la mente y hasta cierto punto nos liberamos de la negatividad, de la ira. Esta solución era útil, funcionaba y aun funciona; practicándola, la mente se siente libre de agitación.

No obstante solo funciona en el nivel de la -mente consciente-, porque lo que de hecho hacemos al desviar la atención, es empujar la negatividad a lo mas profundo del inconsciente donde sigues generándola y multiplicándola..!

Hay paz y armonía en la superficie, pero en las profundidades de la mente hay un -volcán dormido de negatividad reprimida que antes o después entrará en erupción con una gran explosión-.

Hubo otros exploradores de la verdad interna, que llegaron algo más allá en su búsqueda, y que tras experimentar en su interior la realidad de la mente y de la materia, se dieron cuenta de que desviar la atención es solo huir del problema.

Escapar no es una solución, hay que enfrentarse al problema; cuando surja una negatividad en la mente, obsérvala, hazle frente y tan pronto como empieces a observar la contaminación mental, empezará a perder fuerza y poco a poco se irá marchitando y podrá ser arrancada de raíz.

Es una buena solución que evita los dos extremos:
represión y dar rienda suelta.

Enterrar la negatividad en el inconsciente no la erradicará y permitirle manifestarse con un acto físico o verbal dañino solo creará más problemas.

Pero si te limitas a observarla, la contaminación desaparece y habrás erradicado esa negatividad, estarás libre de esa contaminación.

Esto suena muy bien, pero es practicable en la realidad?
¿Resulta fácil para una persona corriente
enfrentarse a las contaminaciones?

Cuando surge la ira, nos coge tan de sorpresa que ni siquiera nos damos cuenta de ello, si… no nos damos cuenta… arrastrados por la ira cometemos actos físicos o mentales que nos dañaran a nosotros y a los demás.

Poco después, al desaparecer la ira, empezamos a llorar y a arrepentirnos, pidiendo perdón a los demás o pidiendo perdón a Dios: «Oh, he hecho un error, perdóname».

Pero la próxima vez que nos encontremos en una situación semejante volveremos a reaccionar igual. Este arrepentimiento no nos habrá servido para nada.

La dificultad estriba en que no somos conscientes del momento en el que comienza esta contaminación. Empieza en las profundidades de la mente inconsciente y cuando llega al consciente ha tomado tal fuerza que nos arrastra y no podemos observarla.

Supongamos por un momento,
que empleo a mi secretario privado para que
me avise cuando surja la ira y me diga:
Mire, va a aparecer la ira…!

Pero como no sé cuando va a surgir la ira
tengo que emplear 3 secretarios haciendo tres turnos
que cubran las
veinticuatro horas del día..!!

Inmediatamente mis secretarios dirían:
Mire, la ira ha comenzado..!

Lo primero que haría sería darles una mala contestación:
«Son tontos, creen que les pago para que me digan que la ira ha comenzado, en lugar de prevenirme antes que comience..?»

La ira me arrastraría de tal forma que un buen consejo no podría ayudarme. Supongamos que prevalezca la sabiduría y que no les regaño sino que les digo:

«Muchas gracias, ahora debo sentarme y observar mi ira»

Pero, acaso es eso posible?
Nada más cerrar los ojos para observar la ira, y el objeto de mi ira o ya sea una persona o un incidente?, y surge de inmediato en mi mente y ya no observo la propia ira sino meramente el estímulo externo de aquella emoción?, lo cual, sólo conducirá a la multiplicación de la ira y por tanto, no es una solución.

Es muy difícil observar una negatividad abstracta, una emoción abstracta divorciada del objeto exterior que la originó. Sin embargo, hubo alguien que habiendo llegado a la verdad última encontró una solución auténtica.

Descubrió que al surgir una contaminación en la mente, ocurren dos cosas simultáneamente al nivel físico:

1.- La respiración pierde su ritmo normal, -es fácil observar que respiramos más fuerte cuando surge una negatividad-

2.- Y en niveles más sutiles se inicia en el cuerpo una -reacción bioquimica- que da lugar a una sensación.

Todas las contaminaciones
generan algún tipo de sensación en el cuerpo.

Esto nos ofrece una solución practica: una persona que no ha entrenado su mente no puede observar las contaminaciones abstractas: miedo, ira o pasión, pero con un adiestramiento adecuado y practicando es fácil observar la respiración y las sensaciones del cuerpo, y ambas están relacionadas directamente con las contaminaciones mentales.

Yo..
1…2…3…

Si no estas atento a estas reacciones en tu cuerpo
se iniciará lo que se llama:

CUERPO-DOLOR

 


Artista-Tina Garret
Ilustración-Manjushree Fine Arts’
Artista-Lisa Aisato

146. Una nueva tierra


Todo se desarrolla según el orden divino.

Gracias Dios.!

— El manto de la vida cubre todas las cosas —

La conciencia humana..

La Tierra, hace 114 millones
de años, un día poco después de despuntar el alba:

La primera flor en existir sobre
el planeta, abre sus pétalos para recibir los rayos del sol…

Con anterioridad a ese suceso extraordinario que anuncia la transformación evolutiva de la vida vegetal, el planeta había estado cubierto de vegetación durante millones de años.

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145. El árbol que no sabía quien era


El mayor generador de conflictos,
tanto internos como externos, es nuestra adicción a interpretar
y evaluar todos y cada uno de los momentos de nuestra experiencia.

Cuando juzgamos y evaluamos continuamente, nos separamos de lo que está sucediendo. Sentimos una cierta distancia de nuestra experiencia, porque ahora nos hemos convertido en el evaluador del momento y ya no estamos en unidad con el flujo de la existencia y de la vida.

Entonces nos encontramos a nosotros mismos actuando como comentarista deportivo para nuestra propia vida – haciendo comentarios sin estar realmente en el juego. Cuando juzgamos, nos movemos a un segundo plano de nuestra propia existencia.

“A medida que empezamos a conocer a la vida como es y no como creemos que debería ser, como nos desprendemos de nuestra necesidad de controlar y continuamente interpretar nuestra experiencia, empezamos a abrir a la vida en una forma completamente nueva. Llegamos a ser profundamente enraizados en silencio. La naturaleza de este silencio es la ausencia de conflicto con la vida, y cuanto más nos abrimos a este estado de no conflicto, a este estado de quietud interior, empezamos a caer en la gracia de una dimensión diferente de ser – una dimensión arraigada en una profunda intimidad con nuestra propia vida y con la misma existencia ”.

¿Sigues tus sueños o tratas de
responder a las expectativa de los demás?

Había una vez, un hermoso jardín con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales. Todos estaban satisfechos y eran felices.

Sin embargo, no todo era alegría en el jardín pues había un árbol profundamente triste porque no sabía quién era.

El manzano le decía que le faltaba concentración:

– Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. ¿Ves qué fácil es?

– No lo escuches – le decía el rosal. Es más sencillo tener rosas. ¿Ves qué bellas son?

El árbol intentaba todo lo que le sugerían y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol exclamó:

-No te preocupes, tu problema no es tan grave. Lo tienen muchísimos seres sobre la Tierra. Yo te daré la solución:

No dediques tu vida a ser como los demás quieren que seas… Sé tú mismo, conócete y para lograrlo, escucha tu voz interior.

Dicho esto, el búho desapareció.

¿Mi voz interior? ¿Ser yo mismo? ¿Conocerme? Se preguntaba el árbol. Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón y, por fin, pudo escuchar su voz interior diciéndole:

– Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble y tu destino es crecer grande y majestuoso, dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje… Tienes una misión. Cúmplela.

El árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.

Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos.

Entonces, el jardín fue completamente feliz.

En la vida todos tenemos un destino que cumplir, sé como el roble: escucha tu voz interior y no permitas que nada ni nadie te impida conocer y compartir la maravillosa esencia de tu ser.

 

144. La autobservación.


La vida sin consciencia es una vida mecánica.
No es humana, es programada, condicionada.

Más valdría que fuéramos una piedra, un trozo de madera.

… Todos los niños jugaban en la calle, eran vecinos y corrían felices, entraron por un momento a la casa para tomar agua, eran de variados grupos étnicos y la mamá dijo… Hijito, te he dicho muchas veces que no metas a la casa niños pobres…

Autobservación:
«Tenías la oportunidad de sembrar una semilla de amor y preferiste perpetuar el odio. Elegiste enseñar a tener miedo. Podría haberte perdonado la falsa misericordia de quien observa y murmura ‘pobrecitos esos niños’, pero masticaste tanta bronca que ya no sabes hacer ni eso. Ay, nene, ojala alguien te explique que tu mamá ese día estaba enojada…!»

Podemos ir al cine, conducir un automóvil, hacer un crucero. ¿Creen ustedes que estamos mejor que los demás? A veces somos unas máquinas tanto como lo son ellos – Una máquina un poco más grande, pero de todas maneras, una máquina. Eso es triste. Es triste pensar que la persona pasa por la vida así.

Los seres humanos pasan por la vida con ideas fijas; nunca cambian. Sencillamente no se dan cuenta de lo que sucede. Ellos podrían ser un bloque de madera, o una roca, una máquina que habla, camina, piensa. Eso no es humano. Son títeres movidos en todas las direcciones por todo tipo de cosas.

Opriman un botón y obtendrán una reacción.
Casi se puede predecir
cómo va a reaccionar una persona.
Si estudio a una persona, puedo decirles cómo va a reaccionar.

Con mi grupo de terapia, a veces escribo en una hoja de papel que Fulano va a iniciar la sesión y que Mengano va a responderle. ¿Creen que eso está mal? Bueno, no escuchen a las personas que les dicen:

“¡Olvídese de usted mismo!
Acérquese a los demás con amor”
¡No las escuchen!
Todos se equivocan.

Lo peor que usted puede hacer, es olvidarse de usted mismo cuando se acerca a los demás con lo que se llama una actitud de ayuda.

Esto lo entendí a la fuerza hace muchos años, cuando estudié sicología en Chicago, estábamos siguiendo un curso de consejería para sacerdotes. Se admitía sólo a sacerdotes que estaban haciendo consejería y que aceptaban traer a la clase la grabación de una sesión. Éramos como veinte. Cuando me llegó el turno, traje un casete con una entrevista que había tenido con una joven. El instructor colocó la cinta en una grabadora, y la escuchamos. A los cinco minutos, como acostumbraba el instructor detuvo la grabación y preguntó: ¿Hay comentarios?

Alguien me dijo:

-¿Por qué le preguntó eso a ella?
– No creo haberle preguntado nada – le contesté -.
En realidad, estoy bastante seguro de no haberle preguntado nada.

– Usted le preguntó – afirmó.

Yo estaba seguro porque en esa época estaba siguiendo conscientemente el método de Carl Rogers, el cual se orienta hacia las personas, y uno no hace preguntas, no interrumpe ni da consejos. De manera que yo sabía que no debía hacer preguntas.

De todos modos, hubo una discusión entre nosotros y entonces el instructor dijo: “¿Por qué no volvemos a escuchar la grabación?” volvimos a escucharla y entonces con horror, oí una pregunta grande, tan grande como el Empire State Building, una pregunta enorme.

Lo interesante es que yo había oído esa pregunta tres veces, la primera vez, supuestamente cuando la hice, la segunda vez cuando escuché la grabación en mi habitación (porque yo quería llevar una buena grabación a clase), y la tercera vez cuando la escuché en clase. Pero no la había oído. No había tomado consciencia.

Eso sucede con frecuencia en mis sesiones de terapia o en mi dirección espiritual. Grabamos la entrevista, y cuando el cliente la escucha dice: “Mire, realmente no oí lo que usted dijo durante la entrevista. Sólo oí lo que dijo cuando escuché la grabación”.

Lo más interesante es que yo no oí lo que dije durante la entrevista. Es sorprendente descubrir que durante una sesión de terapia -digo cosas de las que no tengo consciencia-. Solamente más tarde capto su pleno significado. ¿Creen ustedes que esto es humano? Usted dice: “Olvídese de usted mismo y vaya hacia los demás”. Después de escuchar toda la grabación allá en Chicago, el  instructor dijo: “¿Hay comentarios?”

Uno de los sacerdotes, un hombre de cincuenta años con quien yo simpatizaba, me dijo:
– Tony, me gustaría hacerte una pregunta personal.
¿Te parecería bien?

– Si, por supuesto – le contesté – Si no quiero responderla, no respondo.
-¿La mujer de la entrevista es bonita? – me preguntó.

Realmente, yo estaba en un estadio de mi desarrollo (o subdesarrollo) en el cual no me daba cuenta de si alguien era bien parecido o no lo era. No me importaba. Ella era una oveja del rebaño de Cristo; yo era un pastor. Yo prestaba ayuda. ¡Qué maravilla! Así me habían entrenado. De modo que le dije:

-¿Eso que tiene que ver?
– Porque ella no te gusta, ¿verdad? – me contestó
-¡¿Qué?! – exclamé

Nunca me había detenido a pensar si los individuos me gustaban o me disgustaban. Como la mayoría de la gente, sentía una antipatía ocasional que se hacía consciente, pero mi actitud generalmente era neutral, le pregunte:

-¿Por qué piensas eso?
– Por la grabación.

La escuchamos nuevamente, y me dijo:
– Escucha tu voz. Observa.
Estás irritado, ¿no es así?

Si estaba irritado, y sólo estaba empezando a ser consciente de ello en ese momento.
¿Y qué fue lo que le dije a ella de manera no directiva?
Le dije: “No regrese”.
Pero no me había dado cuenta.

El sacerdote amigo me dijo:
– Ella es mujer. Se habrá dado cuenta.
¿Cuándo debes volver a reunirte con ella?

– El próximo miércoles.
– Apuesto a que no regresará…

No regresó. Esperé una semana, pero no vino. Esperé otra semana y tampoco vino. entonces la llamé. rompí una de mis reglas:
No seas el salvador.

La llamé y le dije:

-¿Recuerda esa grabación que usted me permitió hacer para mi clase? me ayudó mucho porque la clase me señaló muchas cosas (¡No le dije qué cosas!) que podrían hacer que la sesión fuera más eficaz. De modo que si usted quisiera regresar, sería más eficaz.

– Bien, regresaré – me contestó.

Regresó. Todavía estaba allí la antipatía.
No había desaparecido, pero ya no estorbaba.

Usted controla aquello de lo cual es consciente;
aquello de lo cual usted no es consciente, lo controla a usted.
Usted siempre será un esclavo de aquello
de lo cual no es consciente.

Cuando es consciente de ello, se libera.
Todavía está allí, pero no lo afecta.
No lo controla a usted, no lo esclaviza.
Ésa es la diferencia. —/—

CONCIENCIA.
Lo que nos enseñaron en ese curso fue a ser observadores participantes. Para expresarlo gráficamente, yo estaría hablando con usted y al mismo tiempo estaría afuera observándolo a usted y observándome a mí mismo.

Cuando estoy escuchándolo a usted,
es infinitamente más importante escucharme a mí mismo
que escucharle a usted.

Por supuesto, es importante escucharlo a usted,
pero es más importante escucharme a mí mismo, (autobservarme)
de otra manera, no lo estaré oyendo.
O distorsionaré todo lo que dice. Lo oiré a través de mi condicionamiento.

Reaccionaré a usted de muchas maneras,
de acuerdo con mis propias inseguridades, con mi necesidad
de manipularlo, con mi deseo de tener éxito, con irritaciones
y sentimientos de los cuales tal vez no sea consciente.
De manera que es muy importante que me escuche a mi mismo cuando lo estoy escuchando a usted. Para eso nos entrenaron: para ser conscientes.

Usted no tiene que imaginarse a usted mismo flotando en alguna parte en el aire. Para aproximarse a una comprensión de lo que estoy diciendo, imagínese un buen conductor, que conduce un automóvil y que está concentrado en lo que usted le dice. En verdad es posible que esté discutiendo con usted, pero está completamente consciente de las señales de tránsito. En el momento en que sucede algo inesperado, en el momento en que hay un sonido, o ruido, o roce, lo oirá de inmediato. Y dirá: “¿Está seguro de que cerró la puerta de atrás?”

¿Cómo lo hizo? Estaba consciente, estaba alerta. Su atención estaba enfocada en la conversación, o en la discusión, pero su consciencia era más difusa. Estaba percibiendo muchas cosas.

Aquí no estoy defendiendo la concentración. Eso no es importante. Muchas técnicas de meditación inculcan la concentración, pero yo desconfío de eso. Implican violencia y con frecuencia, implican más programación y más condicionamiento, lo que yo defendería sería la consciencia, que no es lo mismo que la concentración.  

La concentración es un reflector, un foco. Usted le abre a cualquier cosa que entra en su consciencia. Usted puede distraerse de eso, pero cuando practica la consciencia, nunca está distraído. Cuando llega la consciencia, nunca hay distracción, porque usted siempre estará consciente de lo que ocurra.

Digamos que estoy mirando esos árboles y estoy preocupado.
¿Estoy distraído?

Estoy distraído solamente si me propongo concentrarme en los árboles. Pero si soy consciente de que también estoy preocupado,
eso no es ninguna distracción.
Sencillamente, tomé consciencia del lugar donde está mi atención.

Cuando algo no va bien o algo inesperado sucede, usted lo notará de inmediato ¡Algo no marcha bien! En el momento en que un sentimiento negativo surge en la consciencia, usted lo notará. Usted es como el conductor del automóvil.

LOS ROTULOS
Cuando alguien dice:
“Tuve éxito”, está en un error, está a obscuras. Se identificó con el éxito. Lo mismo sucede cuando dice: “Fracasé”; yo soy abogado, yo soy un hombre de negocios. Ustedes saben lo que va a suceder si se identifican con estas cosas. Se van a apegar a ellas y se van a preocupar porque se acaben. Y entonces es cuando aparece el sufrimiento.

Eso es lo que quería decir antes cuando les dije:

“Si ustedes sufren, están dormidos”

¿Quieren un signo de que están dormidos?

Aquí lo tienen: ustedes sufren.

El sufrimiento es un signo de que ustedes no están en contacto con la verdad. El sufrimiento les da para que puedan abrir los ojos a la verdad, para que puedan comprender que en alguna parte hay falsedad, así como el dolor físico les da, para que comprendan que en alguna parte hay enfermedad. El sufrimiento indica que en alguna parte hay falsedad.

El sufrimiento se produce
cuando ustedes se estrellan contra la realidad.
Cuando sus falsedades se
estrellan con la verdad, entonces hay sufrimiento.
De otra manera no hay sufrimiento.

LOS OBSTÁCULOS A LA FELICIDAD.
Lo que voy a decir puede parecer un poco rebuscado. Pero es la verdad. Lo que viene pueden ser los minutos más importantes de su vida, si pudieran comprender esto, descubrirían el secreto del despertar. Serían felices para siempre. Nunca volverán a ser desdichados. Nada podría volver a lastimarlos. Lo digo en serio: «Nada, es como cuando se derrama pintura negra en el aire; el aire permanece sin contaminar».

Usted nunca puede pintar el aire de negro. No importa qué le suceda, usted permanece incontaminado. Permanece en paz. Hay seres humanos que han logrado esto, lo que llamo ser humano. Nada de esa tontería de ser una marioneta llevado de un lado a otro, dejando que los acontecimientos y las personas le digan cómo sentirse, de manera que usted se siente así y dice que es vulnerable. ¡Ja! Eso lo llamo ser una marioneta ¿Quiere ser una marioneta? Presione un botón y está deprimido; ¿eso le gusta? Pero si se niega a identificarse con esos rótulos, cesan la mayoría de sus preocupaciones.

¿Quién decide lo que significa tener éxito?                                                  ¡La sociedad!  ¡La principal preocupación de la sociedad es mantener enferma la sociedad!   Y cuando más rápidamente comprenda esto, mejor. Están enfermos, todos. Están chiflados, están locos. Usted llegó a ser presidente del manicomio y está orgulloso de ello aunque no significa nada.

Ser presidente de una corporación no tiene nada que ver con el éxito en la vida. ¡Usted tiene éxito cuando despierta! Entonces no tiene que presentarle disculpas a nadie, no tiene que explicarle nada a nadie, no le importa un comino lo que otros piensen de usted o lo que digan de usted. Usted no tiene preocupaciones; es feliz. Eso es lo que yo llamo tener éxito. Tener un buen empleo o ser famoso no tiene nada que ver con la felicidad o el éxito. ¡Nada!. Eso es totalmente ajeno. Todo lo que le preocupa realmente a él es lo que sus hijos piensen de él. Lo que sus vecinos piensen de él, lo que su esposa piense de él. Nuestra sociedad y nuestra cultura nos meten eso en la cabeza día y noche.

Y las personas que lo logran..

¿Logran qué? Hicieron el ridículo. Porque gastaron toda su energía consiguiendo algo que no tenía valor. Están asustados y confundidos. son marionetas, como los demás, mírelos pasando por el escenario. Miren cómo se descomponen si tienen una mancha en la camisa. ¿Es eso el éxito? miren cuan asustados están ante la posibilidad de no ser reelegidos. ¿Eso es éxito? Están controlados, son manipulados. No son felices, son desgraciados. No disfrutan la vida, están constantemente tensos y ansiosos. ¿Es eso humano? ¿Y saben por qué sucede eso? Solamente por una razón:
Se identificaron con algún rótulo.

Identificaron el “yo” con su

dinero o con su empleo o con su profesión.

Ese fue el error que cometieron.

¿Han oído hablar del abogado a quien el plomero le presentó una cuenta?  Le dijo al plomero:

– Mire, usted me está cobrando doscientos dólares la hora. Yo no me gano eso como abogado. El plomero le contestó:

-¡Yo tampoco me ganaba esa cantidad de dinero cuando era abogado! Usted podría ser plomero o abogado, hombre de negocios o sacerdote, pero eso no lo afecta. Si mañana cambio de profesión, es como cambiarme de ropa. No me toca.

¿Es usted su ropa?
¿Es usted su nombre?
¿es usted su profesión?

Deje de identificarse con esas cosas, ellas van y vienen.

Cuando usted comprenda esto realmente, ninguna crítica puede afectarlo. Tampoco pueden afectarlo la alabanza o la adulación. Cuando alguien le dice: “Usted es una gran persona” ¿de qué está hablando? Estas cosas dependen del estado de ánimo de la persona que está hablando con usted en este momento.

¿Quiere ser feliz? La felicidad ininterrumpida no es causada. Usted no puede hacerme feliz. Usted no es mi felicidad. Usted le dice a la persona que ha despertado: ¿Por qué está feliz? y la persona que ha despertado responde: ¿Por qué no he de estarlo?

La felicidad es nuestro estado natural. La felicidad es el estado natural de los niños, a quienes pertenece el reino hasta que son corrompidos y contaminados por la estupidez de la sociedad y la cultura. No se puede hacer nada para adquirir la felicidad, porque la felicidad no se puede adquirir. ¿Alguien sabe por qué? Porque ya la tenemos. ¿Cómo se puede adquirir lo que ya se tiene? ¿entonces por qué no tiene experiencia de ella? Porque tiene que descartar algo. Tiene que descartar las ilusiones.

Para ser feliz no tiene que agregar nada; tiene que descartar algo. La vida es fácil, la vida es maravillosa. Es dura solamente para sus ilusiones, sus ambiciones, su avidez, sus deseos.

¿Sabe de dónde vienen estas cosas?
De haberse identificado con toda clase de rótulos.

Anthony de Mello
Extracto del libro: Despierta de
Anthony de Mello

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